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Alto a la rutina!

  • Foto del escritor: Moligow
    Moligow
  • 9 sept 2018
  • 4 Min. de lectura

"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría"

Salmos 90:12

Si supieras que te quedan pocos días de vida ¿Qué cosas cambiarías? ¿Qué retos nuevos tomarías? ¿Que dejarías de hacer?

Soy una de esas personas que cada cierto tiempo, se sumerge en la rutina de la semana y se vuelve zombie al ritmo de la ciudad. Santiago tiene un pésimo servicio de transporte basado en la red de metro. Lo sé porque lo utilizo a diario, y cuando falla, la ciudad colapsa; todo se retrasa, la gente se agolpa en las escaleras para poder avanzar y todo el mundo se grita si se choca, y se mira con odio a las personas que caminan lento o se detienen en el medio del andén. En esos casos me gusta ver las caras de las personas aturdidas porque el plan diario se detuvo y la rutina se quebró: una falla en el sistema los electrifica y revela personalidades toscas, duras, enojadas y dolidas. Cierta vez me tocó ver un señor al que se le atoró el dedo pulgar en la puerta de metro, y gritando de dolor, pedía que lo ayudaran para no llegar tarde a su lugar de trabajo. ¿En serio? ¿Es mas importante llegar a trabajar que estar bien? Y oigan que lo digo yo que amo mi trabajo, en serio. Soy profesora de música de un colegio municipal ubicado en un sector acomodado de mi ciudad, pero vivo en una comuna marginal al otro extremo de Santiago. Viajo una hora y media todos los días para llegar de mi casa a mi trabajo, y eso a veces puede ser estresante. Además este semestre se me juntó con un proceso de evaluación docente y otro de preparación de tesis en el magisterio que curso. Tuve que congelar mis estudios de teología y eso no me puso contenta. A veces siento que tengo tantas cosas que hacer, que los días no me alcanzan para hacer todo lo que quiero. Estoy segura de que a ustedes también les ha pasado. Uno de los recursos más preciados que poseemos es el tiempo: se nos va rápido, no podemos recuperarlo, se nos acaba. La biblia constantemente nos recuerda que nuestro paso por esta tierra es breve, es finito: tiene un inicio y un final. En el libro de los Salmos encontramos este pasaje que nos hace reflexionar sobre como aprovechamos esos días que pasamos aquí. Si comprendiéramos realmente la brevedad de la vida, quizás nuestras decisiones pasadas habrían sido diferentes. Es cosa de hablar con personas mayores para entenderlo mejor: todos los abuelos cuando van a aconsejarte sobre algo, dicen cosas como "Si yo a tu edad hubiera tenido esto..." o "Si a mi me hubieran explicado esto antes..." entre otras frases típicas que solo demuestran que hay cosas en sus vidas que de poder cambiarlas, lo harían. Hoy yo tengo 25 años, ya hay cosas de mi vida que si pudiera, cambiaría. Nosotros no tenemos la capacidad de cambiar el pasado, y a veces sentimos que este nos condiciona, pero no es así. Dios a través de su palabra nos capacita para obtener sabiduría y tomar buenas decisiones. En él tenemos un futuro mejor, y solo a través de él podemos aprender a comprender nuestra vida, su brevedad y su propósito de tal manera que día a día nos permita construir un presente y un futuro mejor, que nos lleve a hacer su voluntad y vivir plenamente.

Te invito a que evaluemos diariamente la forma en la que llevamos nuestras vidas. A veces hay que dejar de hacer cosas, otras veces hay que correr riesgos y atreverse a intentar cosas nuevas. A veces solo tenemos que dejar de intentar encajar, y ser quienes realmente somos. El pasado no lo podemos cambiar, pero podemos desde ahora, vivir con sabiduría. Valorar las cosas simples, apreciar cada momento y vivirlo con amor. Disfrutar de la familia, los amigos, la naturaleza y tratar de llevar una vida coherente entre lo que creemos y hacemos. Darle su lugar a cada persona que amamos, hacer las cosas que nos hacen bien. A veces hay que renunciar a la vida que planeamos, para vivir la vida que nos espera, y que puede ser mucho mejor! Dejemos de idealizarlo todo, seamos personas reales con problemas reales, que intentan llevar una vida plena y que aunque caen, se levantan.

Si sientes que el pasado te condiciona, te voy a dar un consejo que escuché ayer: la completa dependencia de Dios, nos lleva a una completa independencia de nuestro pasado.

Sientete desafiado a vivir una vida mejor. Vivir sabiamente a veces es difícil y probablemente habrá días en los que nos vamos a equivocar. A todos nos cuesta, pero todos estamos tratando. Sigue adelante, firme y constante! 

Y cuando sientas que las malas decisiones te impiden ser mejor, recuerda esta frase del buen amigo Rafiki:

"Oh sí, el pasado puede doler. Pero por lo que veo, puedes huir de él o aprender!"

Menos huir, y más enfrentar, más vivir y más sentir. Mientras más difícil se ponga el camino, más sabiduría pidamos a Dios para vivir una vida que le agrade y nos llene de plenitud. El responde siempre que buscamos su ayuda. Nos acompaña en los días grises y nos anima a continuar, porque nos ama y quiere que vivamos la vida plena para la que fuimos diseñados. Si seguimos sus pasos con esfuerzo, el camina a nuestro lado y el camino, aunque difícil, se hace llevadero.  Vivamos nuestros días de tal modo, que entendamos que solo en Cristo añadimos sabiduría a nuestras vidas. Y si no me crees, inténtalo. Dios no abandona! :)

-Moligow




 
 
 

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